jueves, 18 de junio de 2020

Emular al Salvador en No Desmayar

Aceptar la voluntad y el tiempo del Señor

Por el élder David A. Bednar
Del Cuórum de los Doce Apóstoles

Del discurso del devocional del Sistema Educativo de la Iglesia “Que no tengamos que… desmayar”, pronunciado en la Universidad de Texas, en Arlington, el 3 de marzo de 2013.

La fe firme en el Salvador es aceptar sumisamente Su voluntad y Su tiempo en nuestra vida, incluso si el resultado no es lo que esperábamos o deseábamos

El élder Neal A. Maxwell (1926–2004) fue un amado discípulo del Señor Jesucristo. Prestó servicio como integrante del Cuórum de los Doce Apóstoles durante veintitrés años, desde 1981 hasta 2004. El poder espiritual de sus enseñanzas y su ejemplo de discípulo fiel han bendecido y continúan bendiciendo en formas maravillosas a los miembros de la Iglesia restaurada del Salvador y a las personas del mundo.
En octubre de 1997, mi esposa y yo recibimos al élder y a la hermana Maxwell en la Universidad Brigham Young—Idaho (que entonces se llamaba Colegio Ricks). Él iba a hablar al alumnado, al personal y al cuerpo docente durante una asamblea devocional.
Anteriormente, ese mismo año, el élder Maxwell se había sometido a cuarenta y seis días y noches de debilitante quimioterapia contra la leucemia. Su rehabilitación y la terapia continua progresaron en forma positiva a lo largo de los meses de primavera y verano; no obstante, su fortaleza y vigor eran limitados cuando viajó a Rexburg. Después de recibir al élder y a la hermana Maxwell en el aeropuerto, Susan y yo los llevamos a nuestra casa para que descansaran y para comer un almuerzo liviano antes del devocional.
Yo le pregunté al élder Maxwell qué lecciones había aprendido de su enfermedad. Siempre recordaré la respuesta precisa y penetrante que me dio: “Dave”, dijo, “he aprendido que no desmayar es más importante que sobrevivir”.
Su respuesta era un principio del cual había tenido extensa experiencia personal durante la quimioterapia. En enero de 1997, el día en que iba a empezar la primera serie de tratamientos, el élder Maxwell miró a su esposa, la tomó de la mano, dio un profundo suspiro y le dijo: “Lo único que quiero es no desmayar”.
En su mensaje de la Conferencia General de octubre de 1997, él enseñó esto con gran sinceridad: “… a medida que enfrentemos nuestras pruebas y tribulaciones… también nosotros podemos suplicarle al Padre, tal como lo hizo Jesús, que no tengamos que ‘desmayar’, es decir, retroceder o rehuir (véase D. y C. 19:18). ¡No desmayar es mucho más importante que sobrevivir! Más aún, el beber de una amarga copa sin amargarse es asimismo parte de emular a Jesús”.
Los pasajes de las Escrituras que se refieren al sufrimiento del Salvador cuando ofreció el infinito y eterno sacrificio expiatorio se volvieron más conmovedores y significativos para mí.
“Porque he aquí, yo, Dios, he padecido estas cosas por todos, para que no padezcan, si se arrepienten;
“mas si no se arrepienten, tendrán que padecer así como yo;
“padecimiento que hizo que yo, Dios, el mayor de todos, temblara a causa del dolor y sangrara por cada poro y padeciera, tanto en el cuerpo como en el espíritu, y deseara no tener que beber la amarga copa y desmayar.
“Sin embargo, gloria sea al Padre, bebí, y acabé mis preparativos para con los hijos de los hombres” (D. y C. 19:16–19).
El Salvador no desmayó ni en Getsemaní ni en el Gólgota.
El élder Maxwell tampoco desmayó; este extraordinario Apóstol siguió adelante con firmeza y fue bendecido con tiempo extra en la tierra para amar, prestar servicio, enseñar y testificar. Esos años finales de su vida fueron un enfático signo de admiración para su ejemplo de discipulado devoto, tanto en palabra como en hechos.
Creo que la mayoría de nosotros probablemente esperaríamos que un hombre con la capacidad, experiencia y talla espiritual del élder Maxwell enfrentara una enfermedad grave y la muerte con un entendimiento del plan de felicidad de Dios, con tranquilidad, aplomo y dignidad; pero yo testifico que esas bendiciones no están reservadas exclusivamente para las Autoridades Generales ni para un pequeño grupo selecto de miembros de la Iglesia.
Desde que fui llamado al Cuórum de los Doce, mis asignaciones y viajes me han permitido conocer a Santos de los Últimos Días de todo el mundo, fieles, luchadores y valientes. Quiero hablarles de un joven y una joven que han bendecido mi vida y de quienes he aprendido lecciones espiritualmente vitales acerca de no desmayar y de dejar que nuestra propia voluntad sea “absorbida en la voluntad del Padre” (Mosíah 15:7).
La historia es verídica y los personajes son reales; sin embargo, no utilizaré los nombres verdaderos de las personas. Con la autorización de ellos, citaré algunas entradas de sus respectivos diarios personales.
“No se haga mi voluntad, sino la tuya”
John es un digno poseedor del sacerdocio y prestó fiel servicio como misionero de tiempo completo. Después de regresar de la misión, empezó a salir y se casó con Heather, una joven íntegra y maravillosa. Él tenía veintitrés años y ella veinte el día en que se sellaron en la Casa del Señor por esta vida y por toda la eternidad.
Aproximadamente tres semanas después de su boda en el templo, a John le diagnosticaron cáncer en los huesos y, como también le encontraron nódulos cancerosos en los pulmones, el pronóstico no era bueno.
John escribió esto en su diario: “Fue el día más aterrador de mi vida, no solo porque me dijeron que tenía cáncer, sino también porque estaba recién casado y sentí que había fracasado como esposo. Yo era el sostén y el protector de nuestra nueva familia y ahora, tras tres semanas en esa función, sentía que había fracasado”.
Heather escribió: “Fue una noticia devastadora, y recuerdo lo mucho que cambió nuestra perspectiva. Me encontraba en la sala de espera del hospital escribiendo notas de agradecimiento por los regalos de boda mientras esperábamos los resultados de los análisis de John; pero después de saber que tenía cáncer, las ollas y los utensilios de cocina ya no eran importantes. Fue el peor día de mi vida; pero recuerdo que esa noche me fui a la cama sintiendo gratitud por nuestro sellamiento en el templo. Aunque los médicos le habían dado solo un treinta por ciento de posibilidades de sobrevivir, yo sabía que, si permanecíamos fieles, tenía un cien por ciento de posibilidades de estar con él para siempre”.

Aproximadamente un mes después, John empezó la quimioterapia. Él describió la experiencia de esta manera: “Los tratamientos me hicieron sentir más enfermo de lo que nunca había estado; se me cayó el cabello, adelgacé unos veinte kilos y sentía como si mi cuerpo estuviera desintegrándose. La quimioterapia también me afectó emocional, mental y espiritualmente. Durante los meses de tratamiento, la vida era como una montaña rusa, con altos y bajos y todas las fases intermedias. No obstante, a través de todo eso, Heather y yo seguimos teniendo fe en que Dios me sanaría; sencillamente lo sabíamos”.
A su vez, Heather anotó lo que pensaba y sentía: “No podía soportar la idea de que John se quedara solo de noche en el hospital, así que todas las noches dormía en un pequeño sofá que había en su cuarto. Muchos amigos y familiares nos visitaban durante el día, pero las horas de la noche eran lo más difícil; con la mirada fija en el techo, me preguntaba qué tendría reservado para nosotros el Padre Celestial. A veces, mi mente divagaba a lugares oscuros, y el temor de perder a John llegaba casi al punto de abrumarme. Pero sabía que esos pensamientos no provenían del Padre Celestial; empecé a orar con mayor frecuencia pidiendo consuelo, y el Señor me dio la fortaleza para seguir adelante”.
A los tres meses, John se sometió a una operación quirúrgica para extirparle un tumor grande que tenía en una pierna. Dos días después de la cirugía, fui al hospital a visitarlos. Hablamos de cuando conocí a John en el campo misional, de su matrimonio, del cáncer y de las lecciones eternamente importantes que aprendemos al pasar por las pruebas de la vida terrenal. Al acercarse el fin de la visita, John me preguntó si podía darle una bendición del sacerdocio. Le contesté que lo haría con mucho gusto, pero que primero tenía que hacerle algunas preguntas.
Procedí a hacerle preguntas que no había pensado hacer y que ni siquiera había considerado: “John, ¿tienes la fe para no ser sanado? Si es la voluntad de nuestro Padre Celestial que en tu juventud seas trasladado por la muerte al mundo de los espíritus para continuar tu ministerio, ¿tienes la fe para someterte a Su voluntad y no ser sanado?”.
En las Escrituras, vemos con frecuencia que el Salvador o Sus siervos ejercieron el don espiritual de la sanidad (véanse 1 Corintios 12:9; D. y C. 35:9; 46:20) y percibían cuando una persona tenía la fe para ser sanada (véanse Hechos 14:9; 3 Nefi 17:8; D. y C. 46:19). Pero, a medida que John, Heather y yo considerábamos la situación y analizábamos esas preguntas, fuimos comprendiendo cada vez más que, si la voluntad de Dios era que ese buen joven sanara, entonces esa bendición únicamente se podría recibir si esa valiente pareja tenía primero la fe para no sanar. En otras palabras, era necesario que ambos jóvenes superaran, mediante la expiación del Señor Jesucristo, la tendencia del “hombre natural” (Mosíah 3:19) que todos tenemos de exigir con impaciencia e insistir incesantemente recibir las bendiciones que deseamos y que creemos merecer.
Reconocimos un principio que se aplica a todo discípulo devoto: la fe firme en el Salvador es aceptar sumisamente Su voluntad y Su tiempo en nuestra vida, incluso si el resultado no es lo que esperábamos o deseábamos. Por supuesto, John y Heather iban a desear, anhelar y suplicar que sanara con toda su alma, mente y fuerza; pero lo más importante era que estuvieran “[dispuestos] a someterse a cuanto el Señor [juzgara] conveniente imponer sobre [ellos], tal como un niño se somete a su padre” (Mosíah 3:19). Verdaderamente, tenían que estar dispuestos a ofrecerle sus “almas enteras como ofrenda” (Omni 1:26) y a orar humildemente: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42).
Lo que en un principio nos habían parecido a ellos y a mí preguntas desconcertantes se convirtieron en parte de un modelo generalizado de paradojas del Evangelio. Consideren esta amonestación del Señor: “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10:39). Y también dijo: “Pero muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros” (Mateo 19:30). Y el Señor recalcó a Sus discípulos de los últimos días: “Y por tu palabra muchos de los soberbios serán humillados, y muchos de los humildes serán ensalzados” (D. y C. 112:8). Por tanto, el tener fe para no ser sanado parece encajar apropiadamente en un potente modelo de paradojas penetrantes que nos requieren pedir, buscar y llamar a fin de que podamos recibir conocimiento y entendimiento (véase 3 Nefi 14:7).
Después de tomar el tiempo necesario para meditar sobre mis preguntas y de hablar con la esposa, John me dijo: “Élder Bednar, yo no quiero morir, no quiero dejar a Heather; pero si la voluntad del Señor es trasladarme al mundo de los espíritus, entonces estoy dispuesto a aceptarlo”.
Mi corazón rebosó de agradecimiento y admiración al ver a este joven matrimonio enfrentarse a la lucha espiritual más exigente de todas: la entrega sumisa de su voluntad a la voluntad de Dios. Mi fe se fortaleció al ver a ese matrimonio permitir que sus fuertes y comprensibles deseos de que sanara quedaran “[absorbidos] en la voluntad del Padre” (Mosíah 15:7).
John describió de esta manera la reacción que tuvo a nuestra conversación y a la bendición que recibió: “El élder Bednar compartió con nosotros el pensamiento del élder Maxwell de que es mejor no desmayar que sobrevivir. Después nos preguntó: ‘Sé que tienen la fe para que seas sanado, ¿pero tienen la fe para no ser sanado?’. Ese era un concepto desconocido para mí. En esencia, lo que preguntaba era si yo tenía la fe para aceptar la voluntad de Dios si Su voluntad era que no fuese sanado. Si se acercara el momento de entrar en el mundo de los espíritus mediante la muerte, ¿estaba preparado para someterme y aceptar?”.
John continuó: “Tener la fe para no sanar parecía contrario a la lógica; pero esa perspectiva cambió la manera de pensar de mi esposa y la mía, y nos permitió depositar nuestra confianza total en el plan que el Padre tiene para nosotros. Aprendimos que teníamos que obtener la fe de que el Señor está al mando, sea cual sea el resultado, y que Él nos guiará desde donde estamos a donde tenemos que estar. Al orar, nuestras súplicas cambiaron de ‘Te suplico que me sanes’ a ‘Te suplico que me des la fe para aceptar cualquier resultado que Tú hayas preparado para mí’.
“Estaba seguro de que, por ser un Apóstol, el élder Bednar bendeciría los elementos de mi cuerpo para que se restauraran y que yo saltaría de la cama y empezaría a bailar o hacer algo así de impresionante; pero, cuando me bendijo ese día, me asombró el hecho de que sus palabras eran casi idénticas a las pronunciadas por mi padre, mi suegro y mi presidente de misión. Me di cuenta de que, al fin y al cabo, no importa de quién son las manos sobre mi cabeza; el poder de Dios no cambia, y Su voluntad se nos da a conocer personalmente y por medio de Sus siervos autorizados”.



Heather escribió: “Ese fue para mí un día lleno de emociones encontradas. Estaba convencida de que el élder Bednar iba a poner las manos sobre la cabeza de John y lo sanaría completamente del cáncer; sabía que mediante el poder del sacerdocio él podía ser sanado y deseaba muchísimo que así fuera. Después de que el élder Bednar nos enseñó en cuanto a tener fe para no ser sanado, me sentí aterrada. Hasta ese momento, nunca había tenido que aceptar la realidad de que el plan del Señor pudiese incluir el perder a mi esposo. Mi fe dependía de los resultados que deseaba obtener; en cierta manera, se puede decir que era superficial. Aunque al principio me resultó aterradora, finalmente la idea de tener la fe para no sanar me liberó de la preocupación y me permitió tener total confianza en que mi Padre Celestial me conocía mejor de lo que yo me conocía a mí misma, y que Él haría lo que fuera mejor para John y para mí”.
Se dio la bendición, y pasaron días, meses y años. Milagrosamente, el cáncer de John entró en remisión; pudo terminar sus estudios universitarios y obtener un buen trabajo. Él y Heather continuaron fortaleciendo su matrimonio y disfrutando la vida juntos.
Un tiempo después, recibí una carta de John y Heather informándome que el cáncer había vuelto. Se inició la quimioterapia y se programó la cirugía. John explicó: “La noticia no solo nos causó desilusión, sino que también nos dejó perplejos. ¿Hubo algo que no aprendimos la primera vez? ¿Esperaba el Señor algo más de nosotros?
“De modo que oré para obtener claridad y para que el Señor me ayudara a comprender por qué el cáncer había vuelto a aparecer. Un día, mientras leía el Nuevo Testamento, recibí la respuesta. Estaba leyendo el relato de cuando Cristo y Sus apóstoles estaban en el mar y se levantó una tormenta. Temerosos de que el barco se hundiera, los discípulos se acercaron al Salvador y le preguntaron: ‘Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?’. ¡Eso era exactamente lo que yo sentía! ¿No tienes cuidado de que yo tenga cáncer? ¿No tienes cuidado de que queramos comenzar una familia? Pero, al continuar leyendo el relato, encontré mi respuesta: El Señor los miró y les dijo: ‘¿Cómo no tenéis fe?’, y extendiendo la mano, calmó las aguas.
“En aquel momento tuve que hacerme la pregunta: ‘¿De verdad lo creo? ¿Creo realmente que Él calmó las aguas ese día? ¿O es solamente un relato interesante de leer?’ La respuesta es: Sí creo, y debido a que sé que Él calmó las aguas, en ese instante supe que Él podría sanarme. Hasta aquel momento me había sido muy difícil reconciliar la necesidad de tener fe en Cristo con la inevitabilidad de Su voluntad; las consideraba dos cosas diferentes y a veces pensaba que se contradecían. Me preguntaba: ‘¿Por qué debo tener fe si al final Su voluntad es lo que prevalecerá?’. Después de esa experiencia, supe que el tener fe —por lo menos en mi caso— no era precisamente saber que Él me sanaría, sino que podía sanarme. Tenía que creer que Él podía hacerlo; y luego, si me curaba o no, dependía de Él.
“Al permitir que esas dos ideas coexistieran —la fe centrada en Jesucristo y una total sumisión a Su voluntad— encontré mayor consuelo y paz. Ha sido extraordinario ver la mano del Señor en nuestra vida; todo se ha ido acomodando, han sucedido milagros y nos sentimos continuamente humildes y conmovidos al ver desplegarse el plan del Señor para nosotros”.
Sin duda, la rectitud y la fe son fundamentales para mover montañas, si el mover montañas cumple con los propósitos de Dios y está de acuerdo con Su voluntad. La rectitud y la fe son sin duda fundamentales para sanar a los enfermos, a los sordos y a los cojos, si esa sanación cumple con los propósitos de Dios y está de acuerdo con Su voluntad. Por lo tanto, incluso aunque tengamos gran fe, muchas montañas no se moverán y no todos los enfermos y los débiles serán sanados. Si se acabara toda oposición, si se eliminaran todas las dolencias, entonces los propósitos principales del plan del Padre se frustrarían.


Muchas de las lecciones que hemos de aprender en la vida terrenal se pueden recibir únicamente por medio de lo que experimentamos y a veces padecemos; y Dios espera y confía en que enfrentemos la adversidad temporal de la mortalidad con Su ayuda, a fin de que aprendamos lo que debemos aprender y finalmente seamos lo que debemos llegar a ser en la eternidad.
El significado de todas las cosas
La historia de John y Heather es común y corriente y, al mismo tiempo, extraordinaria. Ese joven matrimonio representa a millones de fieles Santos de los Últimos Días de todo el mundo que guardan sus convenios y que siguen adelante a lo largo del sendero estrecho y angosto con una firme fe en Cristo y un fulgor perfecto de esperanza (véase 2 Nefi 31:19–20). John y Heather no servían en puestos prominentes en la Iglesia, no estaban emparentados con Autoridades Generales, y a veces tenían dudas y temores; en muchos de esos aspectos, su historia es muy común.
Sin embargo, ambos jóvenes fueron bendecidos en formas extraordinarias a fin de aprender lecciones esenciales para la eternidad por medio de la aflicción y las dificultades. He compartido este relato con ustedes porque John y Heather, que son iguales a muchos de ustedes, llegaron a comprender que no desmayar es más importante que sobrevivir; por consiguiente, su experiencia no tenía que ver fundamentalmente con vivir y morir; más bien, tenía que ver con aprender, vivir y llegar a ser.
Para muchos, la historia de ellos es, ha sido o podría ser la historia de ustedes; ustedes enfrentan, han enfrentado o enfrentarán dificultades similares con el mismo valor y perspectiva espiritual que ellos. No sé por qué algunas personas aprenden las lecciones de la eternidad a través de las pruebas y el sufrimiento, mientras que otras las aprenden por medio del rescate y de la sanación. No conozco todas las razones ni todos los propósitos, ni lo sé todo sobre el tiempo del Señor. Al igual que Nefi, ustedes y yo podemos decir que “no [sabemos] el significado de todas las cosas” (1 Nefi 11:17).
No obstante, hay algunas cosas que sé con absoluta seguridad. Sé que somos hijos e hijas en espíritu de un amoroso Padre Celestial; sé que el Padre Eterno es el Autor del plan de felicidad; sé que Jesucristo es nuestro Salvador y Redentor; sé que Jesucristo hizo posible el plan del Padre por medio de Su expiación infinita y eterna. Sé que el Señor, que “padeció… muerte y dolor” por nosotros, puede socorrer y fortalecer “a los de su pueblo, de acuerdo con las debilidades de ellos” (Alma 7:12); y sé que una de las más grandes bendiciones de la vida terrenal es no desmayar y permitir que nuestra propia voluntad sea “absorbida en la voluntad del Padre” (Mosíah 15:7).
Aunque no lo sé todo en cuanto a cómo, cuándo, dónde y por qué se reciben esas bendiciones, testifico que, efectivamente, son reales. Sé que si siguen adelante en la vida con fe firme en Cristo, tendrán la capacidad para no desmayar.

lunes, 19 de noviembre de 2018

Preparándonos para nuestro Segundo hijo


Hoolaaaa queridísimo lector!!!

Bueno, hoy estoy buscando luz sobre como hacerle para que Leónidas se sienta bien con la llegada de Valentina 😊 pero sinceramente vic y yo pensamos que debido a lo amoroso e inteligente que es será un proceso positivo y hermoso.

Lo que sí pienso mucho, es que cuando una persona tiene celos, es debido a carencias afectivas y malas experiencias vividas, inseguridades y cosas así, por lo que no puedo creer que Leónidas sufra de celos por su hermanita porque en primer lugar es un niño pequeño, y los niños pequeños son puros y llenos de amor, y a menos que alguien le enseñe a pensar/sentir de manera negativa entonces podría llegar a mostrar celos o cosas así, pero yo me he esforzado por abrazarlo mucho y darle muchos besitos pensando en que los niños aprenden de lo que hacen sus padres o quienes están a su alrededor muchísimas horas al día, y me siento taaaaan feliz al ver que el abraza a los niños y niñas que va conociendo en los lugares a los que vamos donde hay muchos niños y niñas, Leónidas es un pequeñito de casi dos años muy seguro de sí mismo y Muy Sociable! Por esto, sentimos que todo irá bien cuando nazca Valentina y el será tan feliz y copiará lo que los adultos que le rodeamos más habitualmente hagamos.

Pero igual siempre quiero vivir este hábito: Antes de que llegue el momento de una nueva experiencia, quiero buscar tips en Internet sobre como descubrieron otros que vivir esta nueva experiencia es de manera más fácil y llevadera.

Entonces al final de lo que he escrito compartiré varios links de lo que más me gustó de leer sobre un segundo bebé en casa y todas las preguntas que vienen a mi mente por esta nueva experiencia 😊

1. https://www.google.cl/amp/s/www.serpadres.es/antes-del-embarazo/quedar-embarazada/articulo/a-por-el-segundo-hijo-que-tener-en-cuenta/amp

2. https://espanol.babycenter.com/a900703/segundo-embarazo-qué-puedes-esperar-esta-vez

3.

lunes, 15 de octubre de 2018

TRAMITES MIGRATORIOS EN CHILE, Qué hacer si eres Chilena y tu esposo e hijo son extranjeros

Hemos llegado a vivir a Chile!!!

Después de casi 3 años regresé a mi país natal!! Me siento muuuuuy feliz.. y pues una cosa que descubrí de la vida de adúlto es que se siente tan bien tener acceso a la información de lo que sea que necesites saber para hacer algo muy importante como por ejemplo TRÁMITES! Entonces no solo por ser buena onda sino tambien porque se lo agobiador que puede llegar a ser, compartiré cada cosa, cada paso que haremos, para vivir con lo requerido en mi país, y esto será muy útil por si eres un chileno con un esposo o esposa que no nació en Chile, y un hijo que tampoco nació en Chile.. y por si eres chilena y llegas de vivir en el extranjero embarazada también compartiré que trámites he estado haciendo 😀😊😊 (si tienes un amigo o familiar haciendo estos trámites también comparteselo para que tenga una idea)

Bueno, el Primer Trámite que logramos hacer fue inscribirme en un consultorio para iniciar mis controles para mi embarazo, pues lo más importante es el bebé de mi pancita, luego leo y luego vic y yo.

Para lograr inscribirme en el consultorio y acceder a Salud, esto fue lo que hicimos:

1. Fui al Registro Civil para obtener mi Carnet de identidad, ya que lo había perdido. Di mi Rut, mi dirección donde vivía, y pagué como $3000. Estaba todo registrado sobre mi en el sistema, el hombre que me atendió sólo se dio el tiempo de hacerme unas preguntas para confirmar que yo era yo jajaja sii y pues hice esto un día viernes, y fui por mi carnet el lunes siguiente aún cuando me dijeron que fuera varios días más tarde, lo que pasa es que muchas veces lo tienen listo a los 3 días. También me dieron una clave para entrar por Internet para cuando quisiera certificados del registro civil, es importante leer las hojas que dan porque allí explican todo 😊.

PD: fue chistoso que el día en que fui por mi carnet me puse una chaqueta que no usé por los casi 3 años que viví fuera de Chile y metí mi mano en un bolsillo escondido y entonces ahí estaba el carnet que había perdido! Jajajaja pero ya había sacado el nuevo así que se lo regale a vic mi esposo jajajaj...

Luego ya con el carnet pasamos por mi Cuenta Rut de Banco Estado. Amo esta tarjeta, es que se puede pagar básicamente todo con ella aún el pan del desayuno o once. Me dieron varias claves para entrar al sistema por medio de mi Rut ya sea mediante la tarjeta o por Internet. También dan un papelito con las instrucciones 😊 pague mil pesos por recuperar las tarjetas que había perdido.

2. Domicilio. Fui al centro de la Junta de vecinos de donde vivo y me dieron un papelito después de llevar una cuenta de agua y pagar $600 más o menos, en ese papelito decían básicamente que vivía en la dirección de la cuenta de agua con firma de alguien de la junta de vecinos.

3. Últimas 12 cotizaciones de la afp impresa. Sinceramente olvidé en que afp estaba y mi mamá me ayudó a averiguar y descubrimos que yo estaba en afp modelo, entonces llamamos para recuperar mi clave y así tener el acceso para entrar a mi cuenta por Internet y descargar el certificado de cotizaciones, bueno de las últimas 12. Es importante llevarlas impresas.

4. Y último, ir a inscribirme. La mujer que me atendió  fue tan amable. Y me recibió estas 3 cosas: el carnet, las últimas 12 cotizaciones y el papel que dice que vivo donde vivo. Me inscribió y al terminar me dijo que pida hora de inmediato para iniciar mi control de embarazo.

Después de Hacer esto pregunté sobre como puedo lograr que mi hijo Leo de menos de dos años también pueda acceder al sistema de Salud junto con mi esposo al no ser chilenos pero siendo yo la mamá y esposa Chilena, y que bacán sólo debía llevar el pasaporte y certificado de residencia ósea el papelito que conseguí para mi en la junta de vecinos donde dice que vivo donde vivo, para que les dieran un RUT Provisorio y así pudieran atenderse en el sistema de Salud chileno.

Entonces Segundo trámite que hicimos, conseguir Rut provisorio para mis mexicanos, mi esposo e hijo.

Qué tuve llevar:

1. Certificado de Residencia para cada uno.

2. Pasaporte de cada uno.

La mujer ingresó sus datos y dijo que demorará 3 días en estar listo su Rut provisorio para poder inscribir a los dos.

Tercer Trámite, inscribir a mi familia en el consultorio:

Bueno en este trámite sólo volví a dar el certificado de residencia y pasaporte de cada uno (de leo y vic).
Todo lo demás dependía únicamente de las gestiones que debía de hacer la mujer amable que nos atendió, ella solicitó los Rut provisorios y ademas puso a victor y leo en fonasa A diciendonos que apenas Victor comenzara a trabajar la letra se cambiaría solita. Y adjunto varios papeles e hizo firmar a vic algunos. Al terminar de conseguir los papeles que ella necesitaba inscribió a victor y a Leónidas y les dio su propio carnet con su Rut provisorio a cada uno para atenderse en el sistema de Salud chileno diciendonos que saquemos hora de inmediato para control sano de leo y chequeo general para vic. A leo le dieron un cuadernito muy lindo de Chile crece Contigo para registrar sus controles (lei un poco de esto en México y estaba ansiosa por ser parte es que se ve bacan) Todo fue tan fácil y claro. Estoy ansiosa por experimentar qué se siente llevar a la familia al Dr aqui.. 😊😁 estamos listos con esto!

Cuarto Trámite: Matrimonio, legalizamos el matrimonio hecho en México o nos casamos denuevo? Esto depende de que hará más fácil el lograr que Leónidas y Víctor tengan mis mismos derechos y privilegios como chilena viviendo aquí y conmigo. Llamé a 3 teléfonos que encontré en Internet del registro civil que está cerca de mi casa pero ninguno sirvió jajajaj entonces lo mejor es ir allí.

Bueno quisiera compartir algo personal.. 😅 Hacer trámites en México fue muuuuy estresante para mi, partiendo por la información escasa y confusa que hay sobre como se debe realizar el trámite, y también por las personas que atienden ya que no siempre son amables, y justo me tocó ser atendida varias veces por personas poco amables. Entonces cuando alguien me atiende tan bien y logro hacer un trámite de manera tan fácil y en tiempo tan corto, es un graaaaaan alivio para mi, desde lograr saber la información sobre lo que debía de llevar para realizar con éxito el trámite. Nunca logré ser legal en México porque nunca me dieron la información exacta sobre qué papeles debia llevar o que residencia debia iniciar y cuando, ya que existe la residencia permanente y la residencia temporal, pagué las dos residencias diferentes y nunca ingresaron mis datos para regularizar mi situación migratoria y nadie me regresó el dinero y hasta me hicieron firmar que yo fui quien mal entendió el asunto aún después de yo ser muy amable para esperar todo lo que esperé cuando era mi turno de ser atendida y para explicar que no me estaban dando la información de manera clara y en todo lo que se puede ser amable.. pero ya no estoy en México asi que solo lo comento para explicar porque es tan aliviador para mi realizar un trámite hasta su fin con tanta claridad y facilidad desde saber la información completa y clara.

Quinto trámite: Lograr que mi Hijo Mexicano, también sea Chileno así como yo.

martes, 11 de septiembre de 2018

Depresión, el secreto que compartimos

Por Andrew Solomon. Agosto del 2014.

"Lo contrario de la Depresión no es la felicidad, sino que es la Vitalidad".

(Puedes ver su charla TED en https://youtu.be/KsT1nrOzYvM )

"Senti un funeral en mi cerebro, los deudos iban y venían, arrastrándose, arrastrándose hasta que pareció que el sentido se quebraba silenciosamente, y cuando todos se sentaron, una liturgia, un tambor comenzó a batir, a batir hasta que pensé que mi mente se enmudecía, y luego los oí levantar el cajón, y crujió atraves de mi alma, con los mismos botines de plomo otravez.
El espacio comenzó a repicar como si todos los cielos fueran una campana y existir solo una oreja, y yo, y el silencio alguna extraña raza, naufragada, solitaria, aquí. Y luego un vacío en la razón se quebró, caí y caí, y di con un mundo en cada naufragada, y terminé sabiendo entonces"

Conocemos la Depresión por medio de metáforas. Emily Dickinson fue capaz de expresarla en palabras, Goya en una imagen. El principal objetivo del arte es describir esos estados emblemáticos.
En cuanto a mi, siempre me creí un hombre fuerte, uno de los que sobreviviría si hubiera sido enviado a un campo de concentración. En 1991 sufrí una serie de pérdidas. Murió mi madre, terminó una relación en la que estaba, volví a estados unidos tras unos años afuera y pasé intacto por todas esas experiencias. Pero en 1994, tres años después, sentí que había perdido el interés por casi todo. No quería hacer ninguna de las cosas que anteriormente quería y no sabía porqué.
Lo contrario de la depresión no es la felicidad sino la vitalidad, y fue la vitalidad lo que parecía haberme abandonado en ese momento. Todo lo que tenía que hacer me parecía demasiado esfuerzo. Volví a casa y veía la luz roja del contestador titilar, y en vez de alegrarme de que mis amigos me llamaran pensaba: " cuánta gente a la que tengo que llamar", o si decidía almorzar después pensaba que tenía que sacar la comida ponerla en un plato, cortarla, masticarla, tratarla y sentía que era como un vía crucis
Una de las cosas que se olvida, cuando se habla de depresión es que uno sabe que lo que le pasa es ridículo, mientras te está pasando sabes que es ridiculo. Sabes que todo el mundo puede escuchar los mensajes del contestador, almorzar, organizarse para darse una ducha, para salir y que no es nada del otro mundo. Y aún así estas en sus garras, incapaz de imaginar cualquier salida. Y entonces empecé a sentir que hacía cada vez menos, que pensaba cada vez menos, que sentía cada vez menos, era como una incapacidad.
Y entonces apareció la ansiedad.
Si me dijeran que tengo que estar deprimido todo el mes de noviembre contestaría como se que va a terminar el mes de Noviembre, puedo lograrlo
Pero si me dijeran tienes que padecer ansiedad grave todo el mes que viene, preferiría cortarme la cabeza antes que pasar por eso.
La sensación que tenia constantemente se parecía a cuando vas caminando y te tropiezas o te resbalas y el suelo se te acerca a toda velocidad. Pero en lugar de durar medio segundo que es lo que dura, duró 6 meses. Es la sensación de tener miedo todo el tiempo. Pero sin siquiera saber a qué le tienes miedo.
Y en ese momento empecé a pensar simplemente que estar vivo era demasiado doloroso, y que el único motivo para no matarme era no hacerle daño a los demás.
Y un día por fin me desperté y pensé que quizás había tenido un derrame cerebral, porque quedé en la cama completamente paralizado, mirando el teléfono y pensando "algo anda mal, y tendría que llamar para pedir ayuda" pero no podía extender el brazo, para tomar el teléfono y marcar. Por fin pasadas 4 horas acostado y mirándolo, comenzó a sonar el teléfono y nosé bien como pude entender, era mi padre y le dije "tengo un problema grave, tenemos que hacer algo".
Al día siguiente comencé a tomar medicamentos e ir psicoterapia. Y también empecé a enfrentarme a esta pregunta atroz "Si no soy el tipo duro, que hubiera sobrevivido en un campo de concentración, quien soy entonces? Y si tengo que tomar medicamentos, esto me hará ser mas yo mismo? O me transformará en otra persona? Cómo me sentiría si me transformara en otra persona?"
Tenía dos ventajas al empezar esta lucha, la primera era que siendo objetivo, yo sabía que mi vida era buena y que si conseguía recuperarme, tendría algo al otro lado por lo que valía la pena vivir. La segunda era que podía acceder a buenos tratamientos.
Pero, sin embargo, salia a flote y recaía, y salía a flote y recaía, y salía a flote y recaía y por fin comprendí que tendría que tomar medicamentos e ir a psicoterapia para siempre.
Y pensé, es un problema químico? O es un problema psicológico? Hace falta una cura química? O una cura filosófica? No podía comprender que era.
Y entonces comprendí que no sabemos lo suficiente en ninguno de los dos terrenos como para tener una explicación completa.
Tanto el tratamiento químico como el psicológico tenían su función. Y también me di cuenta de que la depresión era algo que se va tejiendo tan en lo profundo de nuestro ser que no es posible separarla de nuestro carácter y personalidad.

Quiero decir que los tratamientos contra la depresión son terribles, no son muy eficaces, son sumamente costosos. Tienen infinidad de efectos secundarios, son un desastre. Pero estoy sumamente agradecido de vivir ahora y no 50 años atrás, cuando no se podía hacer casi nada. Espero que dentro de 50 años, cuando sepan como eran mis tratamientos la gente se horrorice de que alguien haya soportado una ciencia tan primitiva.
La depresión es la tara en el amor.
Si cuando uno está casado pensara "bueno si mi esposa se muere me busco otra" eso no seria el amor como lo conocemos. Algo como el amor sin pensar en la posibilidad de perdida no existe. Y ese fantasma de la desesperación puede ser el motor de la intimidad.
Hay 3 cosas que la gente suele confundir:

Depresión, duelo y tristeza.

El duelo es claramente reactivo, si sufres una pérdida y te sientes sumamente desdichado y 6 meses después todavía estás muy triste, pero andas un poco mejor, probablemente sea un duelo, y los más probable es que hasta cierto punto se te pase solo. Si sufres una pérdida catastrófica y te sientes pésimo y 6 meses después te es prácticamente imposible hacer tu vida, probablemente se trate de una depresión desencadenada por las circunstancias catastróficas.

El recorrido nos dice mucho.

Se suele creer que la depresión es solo tristeza, es muchísima demasiada tristeza, muchísimo demasiado pesar, por un motivo demasiado insignificante.

Cuando empecé a tratar de entender la depresión y a entrevistar a personas que la habían padecido vi que algunos a primera vista, parecían tener algo similar a una depresión relativamente leve, terminaban completamente incapacitados por la depresión. Y otros que parecían tener según describían una depresión terriblemente grave, sin embargo vivían bien en los intervalos entre los episodios depresivos. Y me propuse descubrir que es lo que hace que algunos tengan una mayor capacidad de recuperación que otros.

Cuáles son los mecanismos que nos permiten sobrevivir?

Y salí a entrevistar una tras otra y a todas las personas que estaban sufriendo una depresión. Una de las primeras entrevistadas me describió la depresión como una manera más lenta de estar muerto. Y fue muy bueno para mí oír eso al principio porque me recordaba que esa manera lenta de estar muerto, puede conducir a la muerte real, que es un asunto serio. Es la principal discapacidad en el mundo y la gente se muere de depresión todos los días.

Una persona con la que hable cuando trataba de entender la depresión fue una amiga muy querida que conocía desde hacía años y que había tenido un episodio psicótico en el primer año de universidad y luego se sumergió en una depresión espantosa. Tenía trastorno bipolar o trastorno maníaco-depresivo, como se lo conocía entonces. Y después le fue muy bien tomando litio muchos años, hasta que al final le retiraron en litio para ver si se las arreglaba y tuvo otra psicosis tras la que cayó en la peor depresión que yo había visto. Se sentaba en el apartamento de sus padres más o menos catatónicamente, prácticamente sin moverse, día tras día tras días. Y cuando la entrevisté sobre esa experiencia unos años después - es poetista y psicoterapeuta y se llama Maggie Robbins - cuando la entrevisté me dijo: estaba cantando "where have all the flower gone" una y otra vez para tener la mente ocupada. Cantaba para tapar las cosas que me decía mi cabeza: No eres nada, no eres nadie, ni siquiera te mereces estar viva. Fué en esa época cuando empencé a pensar seriamente en suicidarme.

Cuando estás deprimido, no sientes que sea como si te pusieran un velo gris y que ves el mundo a través de esa nube negra de mal humor. Uno siente que retiraron el velo, el velo de la felicidad y que ahora estás viendo la verdad. Es más fácil ayudar a los esquizofrénicos, que perciben algo ajeno dentro de ellos que hay que conjurar. Con los depresivos es más difícil, porque creemos que estamos viendo la verdad.

Pero la verdad, miente.

Me he obsesionado con esa oración: "Pero la verdad miente"

Y descubrí al hablar con gente deprimida que tienen muchas impresiones equivocadas. Ellas dicen "Nadie me quiere" y tú les dices "yo te amo, tu esposa te ama, tu madre te ama", esa pregunta se contesta sin problemas al menos para la mayoría. Pero la gente deprimida también dirá: "hagamos lo que hagamos, al final todos nos vamos a morir" o dicen "no puede haber una verdadera comunión entre dos seres humanos, cada uno está atrapado en su propio cuerpo" a lo que hay que contestar "es cierto, pero creo que ahora tenemos que concentrarnos en qué vamos a desayunar"

Muchas veces, lo que están expresando no es enfermedad, sino perspicacia y vemos que lo que en verdad es increíble es que casi todos conocemos esas preguntas existenciales sin que eso nos perturbe demasiado.

Hubo un estudio que me gustó en especial en el que se le pide a un grupo de personas deprimidad y a otro de personas no deprimidas que jueguen una hora a un videojuego, transcurrida la hora les preguntaban cuantos monstruitos pensaban que había matado. El grupo de deprimidos acertaba con un margen de cerca del 10% y el grupo de los no deprimidos entre 15 y 20 veces más monstruitos que los que habían matado en verdad.

Cuando decidí escribir sobre mi depresión, muchos decían que debía ser muy difícil terminar con el silencio, darlo a conocer. Me preguntaban "te hablan distinto ahora?" Y yo les decía "Sí, la gente me habla distinto, porque se ponen a contarme sus propias experiencias o el caso de una hermana o el de un amigo.

Las cosas cambiaron porque ahora sé que la depresión es el secreto familiar que todos tenemos.

Hace unos años, fui a una conferencia de tres días. El viernes uno de los participantes, una mujer me llevó a parte y me dijo: "tengo depresión y me da un poco de vergüenza, pero estoy tomando medicamentos y quisiera pedirle su opinión" Me esforcé en aconsejarla lo mejor que pude. Y entonces me dijo "verá, mi esposo nunca lo entendería, es de los que pensaría que esto no tiene sentido, así que... que quede entre nosotros" le dije "está bien".
El Domingo en la misma conferencia el marido me lleva aparte y me dice: "mi esposa dejaría de verme como el hombre que soy si se entera, pero estoy luchando con esta depresión y estoy tomando estos medicamentos, me podría dar su opinión?"

Estaban escondiendo el mismo medicamento en dos lugares distintos.

Dije que me parecía que la comunicación en el matrimonio podía ser el disparador de algunos de sus problemas. Pero también me impactó la incomodidad y el peso de tal secreto mutuo.

La depresión es tan agotadora...
Absorve tanto tiempo y energía. Pero el silencio que la rodea eso sí que hace que la depresión sea mucho peor. Y entonces me puse a pensar en todos los caminos que sigue la gente para estar mejor.

Al principio pensaba que sólo unos pocos tratamientos de medicina tradicional funcionaban, y tenía claro cuáles eran, la medicación, ciertos tipos de psicoterapia, quizás la terapia eléctroconvulsiva. Todo lo demás eran estupideces. Y entonces me di cuenta de algo. Si tienes un tumor cerebral y dices que pararte en la cabeza 20 minutos todas las mañanas te hace sentir mejor, puede que te haga sentir mejor, pero el tumor sigue ahí y sigue siendo probable que te mueras por eso. Pero si tienes depresión y ponerte bocabajo 20 minutos diarios te hace sentir mejor, entonces funcionó, porque la Depresión consiste en lo que sientes, y si te sientes mejor es porque, efectivamente ya no estás deprimido.

Entonces empecé a ser mucho más tolerante con el mundo de los tratamientos alternativos. Y recibo cartas, cientos de cartas de gente que me cuenta que funcionó para ellos.

Alguien me preguntaba hoy entre bastidores, por la meditación.

Mi carta favorita fue una que me mandó una mujer que me contaba que había probado psicoterapia, medicamentos, casi todo, y que había encontrado una solución y que quería que yo la difunda. Y esa solución era hacer cositas de hilo. Me mandó algunas pero hoy no me las puse. Le sugerí que también buscará "trastorno obsesivo compulsivo" en el DSM - IV.

Y además cuando me puse a ver los tratamientos alternativos, eso también amplió mi visión de otros tratamientos. Asistí a un exorcismo hecho por una tribu en Senegal en el que se usaba una gran cantidad de sangre de carnero y del que no abundaré en detalles ahora, pero unos años después, estaba en Ruanda, trabajando en otro proyecto, y le conté mi experiencia a un hombre.

Me dijo: "Verá, eso es África Occidental y estamos en África Oriental. Nuestros rituales son, en ciertos aspectos, muy distintos, pero tenemos algunos rituales que se parecen bastante a lo que usted describe"
"De veras?" Le dije.
"Sí, - contestó - pero hemos tenido muchos problemas con los trabajadores de la salud mental occidentales, sobre todo con los que vinieron apenas terminó el genocidio".
Pregunté: "Qué Clase de problemas tuvieron?"
Me contesta: "Bueno, hacían cosas extrañas. No sacaban a la gente al sol, cuando empezaban a sentirse mejor. No usaban tambores ni música para hacer bullir la sangre. No hacían participar a toda la comunidad. No sacaban la depresión para fuera como si fuera un espíritu invasor. En cambio, lo que hacían era llevar a las personas de a una a unos cuartitos lúgubres y los hacían hablar una hora de las cosas feas que les habían pasado". Me dijo: "Tuvimos que pedirles que se vayan del país".

Al otro extremo de los tratamientos alternativos, permítanme hablarles de Frank Russakoff. Frank tuvo la peor depresión que quizás vi en un hombre.

Estaba constantemente deprimido. Cuando lo conocí estaba en un momento en el que se hacía electroshok todos los meses. Después se sentí medio perdido una semana, luego se sentía bien una semana, y después venía una semana en la que se derrumbaba. Y entonces lo trataban con electroshok otra vez. Cuando lo conocí, me decía: " Es insoportable pasar las semanas de este modo. Así no puedo seguir, y ya tengo pensado como voy a terminar con todo si no mejoro. Pero - me contó - me enteré de que hay un protocolo en el hospital general de Masachusetts, una intervención quirúrgica, llamada callostomía, que es una cirugía cerebral,  y creo que voy a probar con eso".

Recuerdo el asombro que sentí en ese momento, el pensar que alguien que había tenido tantas malas experiencias con tantos tratamientos distintos todavía tuviera en su interior el suficiente optimismo como para probar con otro más. Le hicieron la callostomía y fue realmente un éxito.
Ahora es amigo mío, tiene una esposa divina y 2 hijos hermosos. Me escribió una carta la Navidad después de la cirugía. Dice: "Mi padre me mandó dos regalos este año. Uno es un porta CD motorizado de The Sharper Image, que realmente no me hacía falta pero sé que me lo mandó para celebrar que estoy viviendo por mi cuenta y que tengo un trabajo que parece me gusta mucho. Y el otro regalo era una foto de mi abuela, que se suicidó. Cuando lo abrí, me largué a llorar. Y vino mi madre y me dijo: 'lloras por los parientes que no conociste?' Y yo le dije: 'Tenía la misma enfermedad que tengo yo'. Lloro mientras te escribo. No es porque esté tan triste, sino porque estoy impresionado porque yo podría haberme suicidado, pero mis padres me mantuvieron vivo, y también los médicos, y me operé.

sábado, 18 de agosto de 2018

Lo que aprendemos antes de Nacer

Por Anny Murphy Paul, en TED

Hoy el tema es el aprendizaje por eso quiero plantearles una pregunta, preparados?

Cuándo empieza el aprendizaje?

Mientras lo analizan quizá piensen en el primer día de clases de preescolar, o en el jardín infantil, la primera vez que un niño esta frente al maestro, o talvez recuerden la etapa deambuladora en la que los niños aprenden a caminar y hablar.

jueves, 16 de agosto de 2018

Cómo la depresión se puede convertir en una bendición para ti?

Hooolaaaaa!

Hoy tengo esta pregunta respondida en mi corazón:

Cómo una depresión se puede convertir en una bendición?

Lo descubrí mirando charlas de TED 😊

Es una pregunta a la cual no le hallaba respuesta, porque básicamente cuando te deprimes con depresión no ves esperanza para ti, me invadieron los temores mas profundos sin hallar luz, solución, o salida para ni a mis deseos y anhelos - los cuales consideraba muy nobles y bondadosos, sin malicia alguna, aun los considero asi - y me sentía en un fondo profundo y muy rocoso al cual nunca imaginé llegar, donde sentia que nadie nunca habia estado, y hasta donde sentia que nadie se daba el tiempo de viajar y bajar, mi dolor era inmenso, profuuuundamente interno, sin poder ser visto con los ojos de algun ser y el cual solo podia ser expresado con lagrimas y hasta llanto.. en crisis de pánico y ansiedad.

Pero pues, decidi contarlo a personas quienes por años mostraron ser veridicos al expresarme su amor y apoyo incondicional, buscando ayuda. Y fue una desición acertada.

Y nose como desarrollé el hábito de siempre buscar leer sobre la experiencia que esté viviendo, y pues aprendiendo sobre la depresión llegué a escuchar esta Charla en TED: https://youtu.be/THb-FAzZByM pincha el Link, se llama "Mi Depresión, Mi Bendición" es una charla dada por una mujer muy inteligente a mi parecer llamada Alejandra Bendun. Ella me ha dado tanta luz al compartir su propia experiencia.

Por esto, hoy deseo escribir como he descubierto que mi depresion ha sido a la vez de la experiencia mas profundamente amarga, un tiempo de transformación positiva para mi.. Si!!! Se puede transformar en la bendición mas transformadora de tu Vida... Pero esto pasó en mi vida despues de que busqué ayuda para Sanar..

( Un Link que habla sobre depresión durante embarazos o post embarazo que tiene buena información es: https://espanol.babycenter.com/a900409/depresión-posparto )

A partir de diferentes experiencias muy agresivas que vivi, que contaré porque hace bien contarlo, pero no aquí, poco a poco fui comprendiendo que ya no estaba en un refugio, mi vida simplemente no era lo que esperaba y merecía, no era el producto que yo misma pagué con un precio muy alto, más que cualquier cosa. No es fácil dejar tu familia y país y menos para recibir agresión física, verbal, emocional, psicológica de quienes esperas recibir protección y sobre todo por quienes dejaste todo. Esto hizo que abandonara ese sentimiento o esas ganas naturales por seguir viviendo y mi mente comenzó a idear diferentes maneras de suicidarme, las cuales poco a poco comenzaron a invadir mis pensamientos y con los cuales lógicamente al principio no tenían sentido para mi estas ideas y luchaba por sacarlas de mi cabeza, pero era difícil porque lógicamente muy en el fondo de mi alma deseaba dejar de existir, porque ya no sentía fuerzas no animo de seguir soportando y aguantando tanto odio que recibía y amenazas y cosas muy feas por quien esperaba mucho pero mucho mas