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Por Russell M. Nelson Quórum de los Doce Apóstoles
"Los propósitos de la Creación, de la Caída y de la Expiación se centran en la obra sagrada que se realiza en los templos de La Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.”
Con humildad me uno al
profeta Jacob, del Libro de Mormón, quien pregunto: “por qué no hablar de la expiación
de Cristo?” 1
Nuestro tercer Artículo de Fe trata ese tema: “Creemos que por la Expiación de Cristo, todo el género humano puede
salvarse, mediante la obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio”.
Sin embargo, para comprender
la expiación de Cristo, primero debemos comprender la caída de Adán, y antes de
comprender la Caída, primero debemos comprender la Creación. Estos tres
componentes vitales del plan de salvación están relacionados entre sí 2
.
La Creación
La Creación culmino con Adán
y Eva en el Jardín de Edén, quienes fueron creados a la imagen de Dios, con
cuerpos de carne y huesos 3
. Por haber sido creados a la imagen de Dios, y no siendo mortales aun,
no podían envejecer ni morir. 4 “Y no hubieran tenido hijos” 5
ni habrían experimentado las pruebas de la vida. (Por favor perdónenme
por mencionar a los hijos y las pruebas en la misma frase.) La creación de Adán
y Eva fue paradisíaca, o sea, debían experimentar un cambio importante antes de
poder cumplir con el mandamiento de tener hijos 6
y así proveer cuerpos terrenales para los premortales hijos e hijas
espirituales de Dios.
La Caída
Y eso nos lleva a la Caída.
Las Escrituras nos enseñan que “Adán cayó
para que los hombres existiesen; y existen los hombres para que tengan gozo”
7
. La caída de Adán (y Eva) comprendió la creación mortal y trajo consigo
los cambios requeridos en sus cuerpos, incluso la circulación de la sangre,
como así también otras modificaciones 8
. Ahora podían tener hijos, y ellos y su posteridad estaban sujetos a las
heridas, las enfermedades y la muerte. Y un Creador amoroso los bendijo con el
poder sanador por el cual se podían preservar la vida y las funciones de los
preciosos cuerpos físicos. Por ejemplo, si los huesos se rompen, pueden volver
a soldarse, las heridas pueden sanar y, milagrosamente, una pérdida de sangre
puede detenerse al activarse ciertos componentes de esa misma sangre que se está
vertiendo 9
.
¡Piensen en lo maravilloso
del poder de sanar! Si pudieran crear algo que se reparara solo, crearían la
vida en perpetuidad. Por ejemplo, si pudieran crear una silla que reparara su
propia pata rota, la vida de esa silla no tendría límite. Muchos de ustedes
caminan con piernas que una vez estuvieron rotas y lo hacen en virtud del
maravilloso don de sanar.
Aunque nuestro Creador nos
dotó de ese poder tan increíble nos confió un don opuesto: la bendición del
envejecimiento, con recordatorios visibles de que somos seres mortales
destinados a partir un día de esta frágil vida 10
. Todos los días nuestro cuerpo cambia. Al ir envejeciendo, nuestro pecho
que era ancho y nuestra cintura que era angosta parecen tener la tendencia de
cambiar de lugar. Nos arrugamos, perdemos el color del cabello, y aun el
cabello mismo, para recordarnos que somos hijos mortales de Dios, con la
“garantía del fabricante” de que no quedaremos sobre la tierra para siempre. De
no ser por la Caída, nuestros médicos, los empleados de salones de belleza y los
funerarios no tendrían trabajo.
Como seres mortales, a Adán y
a Eva se les instruyo que “adorasen al
Señor su Dios y ofreciesen las primicias de sus rebaños como ofrenda al Señor”
11
. También se les dijo que “la vida de la carne en la sangre esta, … y la
misma sangre hará expiación de la persona” 12
. La probación, la procreación y el envejecimiento fueron componentes del
“gran plan de felicidad” 13
de Dios, así como también fue esencial la muerte física.
Pero la vida mortal, por
gloriosa que sea, nunca fue el objetivo final del plan de Dios. La vida y la
muerte aquí sobre el planeta tierra eran sólo medios para alcanzar un fin, y no
el fin por el que fuimos enviados.
La Expiación
Y eso nos lleva a la Expiación.
Pablo dijo: “Porque así como en Adán
todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” 14
. La expiación de Jesucristo se convirtió en la creación inmortal. El se
ofreció como voluntario para satisfacer las demandas de una ley previamente
transgredida, 15
y al derramar Su sangre, podía llegar a perfeccionarse Su( 16
) cuerpo físico y también el nuestro. Podrían llegar a funcionar de nuevo
sin sangre, tal como los de Adán y Eva en su estado paradisíaco. Pablo enseñó
que “la carne y la sangre no pueden
heredar el reino de Dios … es necesario que … esto mortal se vista de
inmortalidad” 17
.
El Significado De La Expiación
Teniendo en mente estas
explicaciones, meditemos ahora el profundo significado de la palabra expiación.
En el idioma inglés, la palabra se compone de tres elementos (at-one-ment) que
sugieren ser una persona una con otra. En español, y en algunos otros idiomas,
la palabra significa reconciliación. Expiación significa “borrar las culpas por
medio de un sacrificio”. La palabra derivada de las raíces latinas re, que
significa “de nuevo”, con, que significa “en compañía de”, y sella, que
significa “sentarse”. Por tanto, reconciliación significa, literalmente,
“sentarse de nuevo en compañía de”.
Se encuentra un rico
significado al estudiar la palabra expiación en los idiomas semíticos de la
época del Antiguo Testamento. En hebreo, la palabra básica para expiación es
kaphar, un verbo que significa “cubrir” o “perdonar” 19
. Estrechamente relacionada se encuentra la palabra aramea y arábiga
kafat, que significa “un abrazo íntimo”, sin duda relacionada con el abrazo
ritual egipcio. En el Libro de Mormón hay referencias evidentes de ese abrazo.
Una dice: “… el Señor ha redimido a mi alma…;
he visto su gloria, y estoy para siempre envuelto entre los brazos de su amor”
20
. Otra ofrece la gloriosa esperanza de “ser recibido en los brazos de
Jesús” 21
.
Lloro de gozo al contemplar
el significado de todo esto. El ser redimido es ser expiado, es ser recibido en
el abrazo íntimo de Dios, con una expresión no sólo de Su perdón, sino de
nuestra unidad de corazón y de mente. Privilegio! ¡Y que consuelo para los que
hemos perdido a seres amados que hayan partido de nuestro círculo familiar a
través de la puerta llamada muerte!
En las Escrituras se nos
enseña mas acerca de la palabra expiación. El Antiguo Testamento tiene muchas
referencias a ese término, las cuales se referían al sacrificio de animales,
pero no podía ser cualquier animal. Se debían observar ciertos requisitos:
Debía ser el primogénito de
los animales, y sin defecto ( 22
).
Se debía sacrificar la vida
del animal mediante el derramamiento de su sangre( 23
).
Se debía matar al animal sin
quebrarle ningún hueso ( 24
).
Se podía sacrificar a un
animal en forma vicaria por otro ( 25
).
La expiación de Cristo
cumplió esos prototipos del Antiguo Testamento. Él fue el primogénito Cordero
de Dios, sin mancha. Su sacrificio ocurrió mediante el derramamiento de sangre.
No se quebró ni un hueso de su cuerpo (es digno de mencionar que a los dos malhechores
crucificados junto al Señor les quebraron las piernas) 26
. El suyo fue un sacrificio vicario a favor de otros.
Aunque las palabras expiar o expiación,
en cualquiera de sus formas, aparecen una sola vez en la traducción del Rey
Santiago del Nuevo Testamento al inglés, 27
aparecen treinta y cinco veces en el Libro de Mormón. Siendo que es otro
testamento de Jesucristo, este libro arroja preciosa luz sobre Su expiación, al
igual que Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio. La revelación de los
últimos días ha aumentado grandemente la comprensión que adquirimos de la
Biblia.
La Expiación Infinita
En los tiempos preparatorios
del Antiguo Testamento, la práctica de la expiación era finita, o sea, tenía un
final. Era una predicción simbólica de la expiación definitiva de Jesús el
Cristo. Su expiación es infinita: no tiene fin ( 28
). También es infinita en el sentido de que todo el género humano se
salvara de la muerte sin fin, y es infinita en el sentido del intenso
sufrimiento del Salvador. Es infinita en el tiempo, dando fin al prototipo
anterior del sacrificio animal. Es infinita en lo que abarca, porque se hizo
una sola vez por todos ( 29
). Y la misericordia de la Expiación se extiende no sólo a una cantidad
infinita de personas, sino también a un número infinito de mundos creados por El
( 30
). Es infinita mas allá de cualquier escala de dimensión humana y de
comprensión mortal.
Jesucristo fue el único que
pudo haber ofrecido esa expiación infinita, dado que había nacido de madre
mortal y de Padre inmortal. Debido a ese nacimiento singular, Jesucristo era un
Ser infinito.
La Prueba De La Expiación
La prueba de la Expiación se
centró en la ciudad de Jerusalén, en donde tuvo lugar el acto más grande de
amor de toda la historia ( 31
). Partiendo del aposento alto, Jesús y Sus amigos cruzaron el hondo
barranco al este de la ciudad y llegaron a un huerto de olivos en las laderas más
bajas del monte de los Olivos. En ese huerto con el nombre hebreo de Getsemaní
que significa “prensa de aceite”, se habían aplastado y prensado las aceitunas
para hacer aceite y proporcionar alimento. Allí mismo, en Getsemaní, el Señor “sufrió el dolor de todos los hombres, a fin
de que todo hombre pudiese arrepentirse y venir a el” 32
. Tomó sobre si el peso de los pecados de todo el género humano, al
soportar la carga masiva que hizo que sangrara por cada poro ( 33
). Mas tarde, fue golpeado y azotado, y se le colocó en la cabeza una
corona de espinas como una tortura más ( 34
). De mano de Su propio pueblo, fue objeto de mofas y burlas, y padeció
toda indignidad. “Vine a los míos”,
dijo El, “y los míos no me recibieron”
35
. En lugar de un abrazo caluroso, recibió de ellos un rechazo cruel. Se
le obligó a cargar Su propia cruz hasta el cerro del Calvario, en donde fue
clavado en aquella cruz y padeció un dolor terrible.
Después dijo El: “Tengo sed” 36
. Para un médico, esa es una expresión significativa, porque sabemos que
cuando un paciente entra en estado de choque (shock) por la pérdida de sangre,
si aún está consciente, ese paciente invariablemente, con labios resecos y
arrugados, pide agua.
Aunque el Padre y el Hijo
sabían con anticipación lo que acontecería, la realidad trajo consigo una
agonía indescriptible. “Y decía [Jesús],
Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mi esta copa; mas
no lo que yo quiero, sino lo que tu” 37
. Entonces Jesús cumplió la voluntad de Su Padre ( 38
). Tres días después, precisamente como lo había profetizado, se levantó
del sepulcro. Se convirtió en las primicias de la Resurrección. Había cumplido
la Expiación, la cual daría inmortalidad y vida eterna a todo ser humano
obediente. Todo lo que se desvió por causa de la Caída se corrigió con la Expiación.
El don de la inmortalidad que
nos dio el Salvador es para todos los que han vivido, pero Su don de la vida
eterna requiere el arrepentimiento y la obediencia a ciertas ordenanzas y
convenios. Hay ordenanzas esenciales en el Evangelio que simbolizan la Expiación.
El bautismo por inmersión es simbólico de la muerte, sepultura y resurrección
del Redentor. El participar de la Santa Cena renueva los convenios bautismales
y también renueva nuestro recuerdo del cuerpo quebrantado del Salvador y la
sangre que derramó por nosotros. Las ordenanzas del templo simbolizan nuestra
reconciliación con el Señor y sellan a las familias para siempre. La obediencia
a los convenios sagrados hechos en el templo nos hace merecedores de la vida
eterna: el don más grande de Dios a la humanidad, ( 39
) “el propósito y finalidad de nuestra existencia” 40
.
La Expiación Permitió Que Los
Propósitos De La Creación Se Cumplieran
La Creación requería la
Caída, la Caída la Expiación. La Expiación hace posible que se cumpla el
propósito de la Creación. La vida eterna, hecha posible por medio de la Expiación,
es el propósito supremo de la Creación. Para expresar esta declaración en forma
negativa, diremos que, si las familias no se sellaran en los santos templos,
toda la tierra sería totalmente asolada ( 41
).
Los propósitos de la
Creación, de la Caída y de la Expiación se centran en la obra sagrada que se
realiza en los templos de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos
Días. La tierra se creó y la Iglesia se restauró para hacer posible que una
esposa se sellara a su esposo, los hijos a sus padres, las familias a sus
progenitores, por los siglos de los siglos.
Esta es la gran obra de los
últimos días en la que participamos, es por lo que tenemos misioneros y
templos: para llevar las bendiciones plenas de la Expiación a los hijos fieles
de Dios. Es por eso que respondemos a los llamamientos que nos hace el Señor.
Cuando entendemos Su expiación voluntaria, cualquier sentimiento de sacrificio
de nuestra parte queda totalmente opacado por un profundo sentimiento de
gratitud, por el privilegio de servirle a El.
Como uno de los “testigos especiales del nombre de Cristo en
todo el mundo”, 42
testifico que Él es el Hijo del Dios viviente. Jesús es el Cristo,
nuestro Salvador y Redentor. Esta es Su Iglesia, restaurada para bendecir a los
hijos de Dios y preparar al mundo para la segunda venida del Señor. Así lo
testifico en el sagrado nombre de Jesucristo. Amen.
Referencias:
1. Jacob 4:12.
2. La relación que existe entre estos
componentes se encuentra ligada en varios pasajes de las Escrituras, tales como
3. Fueron creados como seres no mortales, o sea
“sin mortalidad”, no estaban sujetos a la muerte.
4. Véase Alma 12:21-23.
5. 2
Nefi 2:23.
6. Véase Génesis 1:28; Moisés 2:28.
7. 2 Nefi 2:25.
8. Debemos recordar que Dios perdonó la
transgresión de Adán y Eva (véase Moisés 6:53).
9. Tales como las plaquetas y las trombinas.
10. Eliza R. Snow, “Oh mi Padre”, Himnos, 187.
11. Moisés 5:5.
12. Levítico 17:11.
13. Véase Alma 42:8.
14. 1 Corintios 15:22; véase también Mosíah
16:7-8.
15. Véase 2 Nefi 2:7; véase también “Cristo, el
Redentor, murió”, Himnos, 114.
16. Véase Lucas 13:32.
17. I Corintios 15:50-53.
18. Idiomas como el español, portugués, francés,
italiano y alemán.
19. Incluso podríamos deducir que si una persona
es merecedora de las bendiciones de la Expiación (mediante la obediencia a los
principios y a las ordenanzas del Evangelio), Jesucristo “cubrirá” nuestras
transgresiones pasadas ante el Padre.
20. 2 Nefi 1:]5.
21. Mormón 5:11; en Alma 5:33; 34:16 se
encuentran ejemplos adicionales.
22. Véase Levítico 5:18; 27:26.
23. Véase Levítico 9:18.
24. Véase Éxodo 12:46; Numeros 9:12.
25. Véase Levítico 16:10.
26. Véase Juan 19:31-33.
27. Véase Romanos 5:11.2
8. Véase 2 Nefi 9:7; 25:16; Alma 34:10, 12, 14.
29. Véase Hebreos 10:10.
30. Véase Doctrina y Convenios 76:24; Moisés
1:33.
31. Véase Juan 3:16.
32. Doctrina y Convenios 18:11.
33. Véase Lucas 22:44; Doctrina y Convenios
19:18.
34. Véase Mateo 27:29; Marcos 15:17; Juan 19:2,
5.
35. 3 Nefi 9:16; véase también Doctrina y
Convenios 6:21; 10:57; 11:29; 39:3; 45:8; 133:66.
36. Juan 19:28.
37. Marcos 14:36. La palabra Abba es
significativa ya que Ab significa “padre”; Abba es un derivado cariñoso y
tierno de ese término. El equivalente más cercano en español podría ser Papito.
38. Siglos después, el Señor relato al profeta
José Smith Sus recuerdos más íntimos acerca de esa experiencia, la cual
encontramos registrada en la sección 19 de Doctrina y Convenios.
39. Véase Doctrina y Convenios 14:7.
40. Bruce R. McConkie, The Promised Messiah
(1978), pág. 568.
41. Véase Doctrina y Convenios 2:3; 138:48.
42. Doctrina y Convenios 107:23.
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